Una cosa que caracteriza a Almería es tener una infinidad de rincones, escondrijos y demás lugares en los que podemos desaparecer, refugiarnos. Muchos de ellos pasan desapercibidos por la mayoría de los almerienses, por estar escondidos y fuera de paso de las grandes avenidas o calles comerciales. Cada uno de estos es especial, único, que puede transmitirnos todo tipo de sentimientos y evocarnos a infinitas historias.
Plaza Romero, situada en una calle perpendicular a Navarro Dárax, que esta misma desemboca en el Ayuntamiento. Esta pequeña plaza, íntima, esta rodeada de antiguas casas típicas de Almería. Lo más llamativo de este lugar es el olivo que la preside, completamente nudoso es su tronco, no tiene hojas.
Calle Arco, conecta con la Calle Real. Se trata de una antigua casa rehabilitada al estilo más moderno. Uno se asoma a su arco y parece una puerta otra dimensión, la conexión entre la ciudad moderna y la antigua, dos Almerías unidas por un solo punto. Asomaros...
Plaza Balmes, rincón bellísimo. Cualquier almeriense se asombra al contemplar una foto de la misma, muchos ni la reconocerían. Presidida por un edificio neoclásico, nos llama la atención el busto que en ella se encuentra. Es un homenaje a Lorca, ya que él estudió el bachillerato en esta ciudad, concretamente se alojó en esta plaza. A la derecha podremos contemplar unas ventanas con unas preciosas rejas. Es un rincón que incita a amarlo.
No hace falta irse muy lejos para vivir grandes aventuras,sentirse un descubridor de civilizaciones, o perderse entre calles románticas. En Almería solamente es necesario dejarse llevar, cerrar los ojos y que nuestros pies anden sin rumbo, que se dejen llevar por la marea de la magia de esta ciudad, seguro que a buen puerto llegarán.
Almería es un lugar lleno de contrastes. Del movimiento agitado de su capital, hasta playas solitarias totalmente vírgenes, pasando por la soledad del desierto con sus rocas erosionadas por la furia del viento, o sus bosques nevados. Es un lugar bello, único, del que es muy difícil no enamorarse.
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lunes, 28 de febrero de 2011
lunes, 21 de febrero de 2011
Arquitectura tradicional de puerta y ventana
Almería experimentó un espectacular crecimiento demográfico de 1842 a 1877, pasando la ciudad de tener 17.800 habitantes a 40.323 La fundición de plomo, la carga y descarga de mineral y uva en el puerto, las obras de infraestructura y la tradicional industria del esparto darían darían empleo a todos los emigrantes provenientes del campo.
Para poder organizar la ciudad, se crearon barrios obreros, para albergar a esta población inmigrante, aunque no pudo dar a basto a todos, y muchos tuvieron que vivir en chabolas. Estos barrios obreros fueron creados, igual que los ensanches burgueses, con una trama ortogonal. Estas casan disponen solamente de una planta, rectangular y alargada, con una estructura muy sencilla: muros de mampostería y ladrillo sosteniendo vigas de madera sobre las que descansa el terrado. La fachada se reducía a una puerta y una ventana.Hasta los años sesenta del siglo XX, los almerienses podían disfrutar de una ciudad "horizontal", de casas de planta baja, recordando una ciudad africana más que una europea.
Actualmente esta arquitectura se encuentra en detrimiento, sin estar protegida, cada día va desapareciendo poco a poco. Estas casas, abandonadas en su mayoría, son derribadas para levantar horribles moles, sin identidad, sin vida, sin ser realmente un hogar. Aún quedan zonas donde esta arquitectura es muy representativa, como es la zona de la Calle Restoy, Barrio Alto o la Plaza de Toros. La desaparición de esta arquitectura no solamente supondrá una ruptura del paisaje urbano tradicional, sino que la ciudad perderá parte de su alma, de su esencia. Estas callejuelas, en las que apenas circulan coches, donde acera y calzada forman el mismo cuerpo, y donde durante decenas de años los vecinos se sentaban al fresco en la puerta a charlar de la vida, y disfrutar de una magnífica convivencia. ¿Qué almeriense no ha paseado nunca entre estas calles? Si hay algo que puede identificar a Almería además de la Alcazaba y sus tapas, son estas calles, estos barrios,que se han negado a desaparecer y continuar siendo lugares donde los vecinos se conocen y donde los niños pueden jugar tranquilamente en sus calles. Mientras, emergen edificios en sus solares, otras casas abandonadas, esperan despertar de su letargo y volver a lucir su mejor cara.
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