Es el punto más suroriental de la península, el otro Finisterre. Lugar mágico que encandila los ojos del que se atreve a visitarlo. Es de origen volcánico, como toda la sierra del Cabo de Gata. Sus piedras emergiendo como cuchillos afilados y furiosos nos recuerda a Neptuno, tal vez furioso porque cada vez más maltratamos su mar. Es un lugar idóneo para ir a descansar del mundanal ruido, limpiar nuestros pulmones con brisa salina y regalar a nuestros ojos un paisaje sin igual.
Para conocer el origen de su nombre hemos de remontarnos siglos atrás, cuando los marineros que navegaban en nuestras costas escuchaban aquí "cantos de sirenas" , maravillados se acercaban y se topaban con una buena sorpresa. No existían sirenas, eran focas monje,una foca que antes vivía por casi todo el Mediterráneo, ahora prácticamente extinguida. Los últimos ejemplares en este lugar murieron en los años sesenta del Siglo XX, habría que hacer un réquiem por ellas.
Descansad, olvidad vuestros problemas, cerrad los ojos, aspirad fuerte y escuchad el murmullo del mar...
Qué maravilla. Ahora me gusta más este lugar. No tenía ni idea de la historia y, ahora, sí que me he enamorado.
ResponderEliminarPor cierto, vaya fatalidad lo de las focas. No sabía que en Almería hubiera habido ese tipo de fauna, y es una pena que se haya perdido. Somos lo peor. Seguro que Neptuno nos madará algún tsunami por irrespetuosos/as con el medio ambiente.