Almería experimentó un espectacular crecimiento demográfico de 1842 a 1877, pasando la ciudad de tener 17.800 habitantes a 40.323 La fundición de plomo, la carga y descarga de mineral y uva en el puerto, las obras de infraestructura y la tradicional industria del esparto darían darían empleo a todos los emigrantes provenientes del campo.
Para poder organizar la ciudad, se crearon barrios obreros, para albergar a esta población inmigrante, aunque no pudo dar a basto a todos, y muchos tuvieron que vivir en chabolas. Estos barrios obreros fueron creados, igual que los ensanches burgueses, con una trama ortogonal. Estas casan disponen solamente de una planta, rectangular y alargada, con una estructura muy sencilla: muros de mampostería y ladrillo sosteniendo vigas de madera sobre las que descansa el terrado. La fachada se reducía a una puerta y una ventana.Hasta los años sesenta del siglo XX, los almerienses podían disfrutar de una ciudad "horizontal", de casas de planta baja, recordando una ciudad africana más que una europea.
Actualmente esta arquitectura se encuentra en detrimiento, sin estar protegida, cada día va desapareciendo poco a poco. Estas casas, abandonadas en su mayoría, son derribadas para levantar horribles moles, sin identidad, sin vida, sin ser realmente un hogar. Aún quedan zonas donde esta arquitectura es muy representativa, como es la zona de la Calle Restoy, Barrio Alto o la Plaza de Toros. La desaparición de esta arquitectura no solamente supondrá una ruptura del paisaje urbano tradicional, sino que la ciudad perderá parte de su alma, de su esencia. Estas callejuelas, en las que apenas circulan coches, donde acera y calzada forman el mismo cuerpo, y donde durante decenas de años los vecinos se sentaban al fresco en la puerta a charlar de la vida, y disfrutar de una magnífica convivencia. ¿Qué almeriense no ha paseado nunca entre estas calles? Si hay algo que puede identificar a Almería además de la Alcazaba y sus tapas, son estas calles, estos barrios,que se han negado a desaparecer y continuar siendo lugares donde los vecinos se conocen y donde los niños pueden jugar tranquilamente en sus calles. Mientras, emergen edificios en sus solares, otras casas abandonadas, esperan despertar de su letargo y volver a lucir su mejor cara.